La disonancia cognitiva.
Hace unos días compartí un post que vi sobre la disonancia cognitiva. En él, aparecía un dibujo de un corazón de la mano de una caca y un cerebro frente a ellos que miraba extrañado. Efectivamente por ahí van los tiros, pero el texto que lo acompañaba daba lugar a confusión.
Centrando el tema en el maltrato psicológico, intentaré explicar que es esto de la disonancia cognitiva, algo que aparece reiteradamente en la mayor parte de las personas que se relacionan con perfiles psicopáticos y narcisistas.
Nuestro cerebro está entrenado para realizar procesos y analizar situaciones de manera automática. A esta fantástica máquina, centro de operaciones del cuerpo, no hay que enseñarle cómo realizar su trabajo. Pero hay ocasiones en las que este, nuestro cerebro, se encuentra con información ( que recibe a través de los sentidos), que choca frontalmente por su contradicción y directamente "la archiva" para que podamos seguir funcionando con una cierta, aunque falsa, normalidad. Podemos hacer aquí una similitud con el cuento de la princesa y el sapo. La princesa conoce a un príncipe, con su aspecto de príncipe, su vocabulario principesco, ataviado como tal. El príncipe se afana en conquistar su corazón con un estupendo discurso estudiado, con la apariencia de ser un igual, tan igual a ella que pareciera se viera en un espejo. Confiada esta en la verdad de sus palabras y lo que cree ver, le entrega su corazón. Pero el cerebro de la princesa comienza a encontrar contradicciones. De vez en cuando el príncipe croa. Cuando ella le pregunta sorprendida sobre el abrupto, él enojado, le espera " como te atreves a decirme tal cosa! Yo no he hecho esto! Eres una mentirosa! Será que has croado tu y me acusas a mí! ".La princesa atónita, no solo no entiende nada, sino que además se siente culpable por haberle importunado. Duda incluso de lo que ha escuchado y termina por convencerse a si misma de que ha oído mal. Al día siguiente, van paseando por la mano y ve el reflejo de su amado príncipe en un cristal, pero no ve al príncipe, sino a un enorme sapo. Se gira de nuevo a mirarle, y ahí está, su príncipe.
El cerebro va captando las incongruencias, pero el buen hacer del vendedor de tómbola, el disfraz del sapo tan bien construido a base de tiempo y experiencia, los castigos o broncas ante cualquier cuestionamiento de la princesa, logran que su cabeza termine guardando en un rincón, a buen recaudo, lo que la princesa ha reconocido, para dejar que prepondere la falsa imagen que el sapo quiere mantener. Ella, en ese rincón olvidado de su mente tiene la certeza de que es un sapo, pero su cerebro en este momento no puede asimilar está información; si es un príncipe no puede ser un sapo. No se pueden ser las dos cosas a la vez. La disonancia cognitiva está servida. Y así, aunque el sapo croe, coma moscas y chapotee en los charcos, ella le seguirá viendo cómo al príncipe que creyó conocer.
La disonancia cognitiva es un recurso del cerebro para protegerse de lo que no puede asimilar. Así, cuando llevamos tiempo en relaciones de maltrato psicológico en las que nos han hecho creernos queridos, protegidos, seguros, pero la realidad a sido la contraria y nos han dañado, ofendido, utilizado, puesto en riesgo, mentido, las víctimas podemos tardar mucho tiempo en poder salir de esa disonancia cognitiva y ser plenamente conscientes de que nuestro familiar, amig@, pareja nos está maltratando.
Esta disonancia cognitiva se da especialmente en relaciones con psicópatas y narcisistas porque son expertos en aparentar. El maltrato suele ser sutil, soterrado, indirecto.
El ser humano crece con la creencia de quien te ama no te hace sufrir, no quiere tu mal, no te pone verde a tus espaldas, desea verte sano y feliz y no lo contrario, pero lo cierto es que con estos seres nada es así. Uno puede entender que alguien que entra en tu casa a robar, te encuentre y te agreda, pero es realmente difícil que el cerebro entienda que quien te agrede es precisamente la persona que supuestamente te quiere y tienes en casa.
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