En primera persona

Estoy reconocida como víctima de violencia de género desde hace dos años, pero lo fui hace cinco, aunque yo no era consciente. No lo era por varios motivos: Crecí con un familiar narcisista que me había habituado al maltrato psicológico, a dejar que sobrepasaran mis límites, a obviar las vejaciones y me provocó un trastorno bordeline o TLP, es decir, una sintomatología previa que se había instaurado en mi personalidad como si realmente formará parte de mí. Era vulnerable y buscaba inconsciente desde niña la protección, amor, apoyo y reconocimiento que no encontré en mi familia, que yo no podía darme porque así lo había aprendido.
Tuve muchas relaciones en mi vida, con la gran mayoría aun guardo relación amistosa. Por eso, cuando me diagnosticaron Trastorno de estrés post traumático complejo por relación de abuso con un psicópata integrado, no lo podía creer. Y lo cierto es que desde el primer momento en el que le conocí, mi instinto, mi intuición, me avisaron del peligro, pero yo no podía escucharme. 
El perfil, si hubiera sabido lo que ahora sé, era evidente. Fotógrafo que hacía fotos a chicas jóvenes en ropa interior ( muy posteriormente me enseñaría fotos explícitas de las vaginas de ellas), con antecedentes penales, "errores de juventud debido al consumo de drogas que le llevaron a la cárcel". Un día le pregunté cómo se sintió en prisión y me dijo que no era nada del otro mundo ( esa carencia de miedo, o de culpa, típica de ellos). Soberbio, arrogante, pero con un discurso victimista cuando y con quien le convenía. Narciso, como el perfume que me compré estando con él. Recuerdo especialmente, una entrevista que se hizo hace tiempo a un psicópata que abusaba de su hija. Decía que no hay nada mejor para bajar la guardia de los otros para que confíen en tí como hacer favores. Así comenzó conmigo, primero prestándome un dinero que no le pedí y luego diciendo que iba a ayudarme a cambiar mi vida si hacía todo lo que él dijera. TODO. Tenía que ser obediente. La desesperación y la vulnerabilidad, son carnaza para las alimañas que se alimentan de otros. Dije que sí, mientras una parte de mi mente me decía " por Dios, no! Qué estás haciendo?!" También me advirtió los primeros días que cuando una relación se acaba hay que darle las gracias " al maestro". Todo eran señales que yo no escuchaba. Alardeaba del dineral que había ganado, de cómo lo derrochaba, de las chicas con las que mantenía sexo, de cómo las trataba, siempre ellas eran las malas. Sus redes estaban llenas de fotos suyas, de las chicas, de él desnudo sin estética poética, enseñando sus carnes sin pudor. Su escritura era extraña, a veces inconexa, otras naif. En aquel entonces, apenas ganaba el dinero que lograba antes. Se victimizaba quejándose de cómo le menospreciaban en el trabajo haciendo fotos en un restaurante. Pero en los grupos ofrecía su cara más chulesca, egocéntrica y narcisa. Era "Jacks" el macho men, el follarin, el vividor, el más malote. 
Hoy es otro, ya cambió de traje como dice él abiertamente. "Si tengo que cambiar de traje para conseguir lo que quiero lo haré", dijo una vez en un vídeo, mientras su público entregado le jaleaba por su "elocuencia". Tú cambias tú máscara o tu traje? Yo no, yo me adapto, yo me amoldo, yo intento sacar mi mejor faceta o empatizar y buscar puntos comunes con otras personas para establecer diálogos o relaciones. Yo no tengo máscaras, ni trajes que cambió para conseguir nada. También intentó justificar lo que evidencié de él al alzar la voz de alarma, diciendo que antes iba de una cosa pero que había evolucionado. Errores de juventud, evolución y había pasado un mes. Me amenazó públicamente con darme una hostia. Yo le había llamado payaso tras una de sus provocaciones y con ese mismo símil, de manera nunca directa, realizó su amenaza mientras al fondo se oía una risa que posteriormente borró. 
Todas las señales estuvieron ahí desde el principio. El bombardeo amoroso, la almagemelización, sus dobles discursos, su doble agenda, sus triangulaciones, su narcisismo, sus manipulaciones, su ausencia de miedo, sus deseos de grandeza (quería hacer un centro comercial o una ecoaldea), su narcisismo extremo, su incontinencia sexual, la utilización de otros, sus máscaras y trajes, su aburrimiento crónico, sus ex malas, enfermas o locas, sus triangulaciones con mujeres reales y ficticias con las que triangulaba ( la echadora de cartas vieja, la farmacéutica vieja, la que trabajaba en el bar de la misma calle que se le insinuaba, la que tenía un centro psicológico que quería mantenerle pero a la que rechazó, la compañera del curso que se estaba haciendo que durante un café le propuso sexo abiertamente y Laura. Laura es especial para mí, porque ella había sido su anterior pareja. Me había enseñado videos en los que mantenía sexo con ella en su empeño por provocarme celos. Me decía " mira que culito tan rico tiene" y yo entré en el juego diciéndole que era fea. Al poco tiempo me dijo que Laura había recaído en las drogas. Le dije que la llamara, que hablara con ella. El se limitó a sacar una foto de él mismo en Facebook diciendo " los hombres también lloran" pero sin un atisbo de lágrima ni pena. Años más tarde conocí a un amigo de Laura que también había conocido al psicópata. Me dijo que Laura había caído en el consumo de sustancias duras tras dejarla él "por fea", que había desaparecido después de estar en "los poblados" y no sabía más de ella. Lo que significaba que mientras comenzaba una relación conmigo enamoradísimo, me enseñaba como al mismo tiempo fo...aba con ella, como la dañó a drede sabiendo que estaba en recuperación y el daño que podía causarla.
Ese es el engendro humano con el que estuve, el psicópata maltratador que me sigue acosando junto con sus "amigos", ese es el maltrato sutil, enrevesado, maquiavélico. El abuso psicológico de quien no tiene moral, ni conciencia.

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